El origen de esta creencia no es reciente. Ya en las culturas antiguas como los mayas, los celtas o los egipcios encontramos el uso del trébol de 4 hojas como amuleto.
En Irlanda por ejemplo, tiene un gran tradición ya que se le vincula con su patrón: San Patricio. Cuenta le leyenda que buscando un trébol de tres hojas para explicar a sus discípulos el concepto de la Santísima Trinidad, encontró uno de cuatro.
También se han encontrado vestigios de que los druidas que habitaban en las Islas Británicas unos 200 años aC relacionaban los tréboles de cuatro hojas con la posibilidad de visibilizar a los espíritus malignos y así poder protegerse de ellos.
En el mundo esotérico también los relacionan con los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones del año, los cuatro elementos de la naturaleza o las fases de la luna.
En cualquier caso, que está relacionado con la buena suerte es conocido por todos ¿Pero sabías que cada hoja tiene un significado? Representan la salud, el dinero, el amor y la prosperidad: los cuatro elementos esenciales de la vida.
De igual forma, el trébol de cuatro hojas es la imagen que identifica a unos de nuestros juegos más tradicionales: el Bonoloto. Se juega de lunes a domingo por un precio de 0,50 céntimos el día y la apuesta.
La excepcionalidad está en que en realidad se trata de una mutación genética y según los propios científicos hay un trébol de cuatro hojas cada 10000 plantas de tres. Lo que hace que sea extremadamente complicado encontrar uno.
Y dado ese carácter mágico y enigmático que la rareza genética le da al trébol de cuatro hojas ¿Qué hacemos si encontramos uno?
Existe la tradición de meterle en un zapato para que al contacto con el cuerpo trasmita la energía positiva con la que van cargados. O meterle entre las hojas de un libro para conservarle y proteger y dar buena suerte a la casa donde se encuentre. O regalarle a alguien a quien aprecias y a quien quieres transmitirle tus mejores deseos.